Esta receta es perfecta para el verano, porque la puedes dejar hecha, y cuando vuelvas de la playa o de excursión, te sabrá genial.
INGREDIENTES:
2 tomates maduros
250 gr. de bacalao desalado
1/4 cebolla o cebolleta
Aceitunas negras (al gusto)
Aceite de oliva virgen extra
Una pizca de sal en escamas (muy poquito, pues el bacalao ya aporta el punto salado a la esqueixada)
Un poquito de pimienta negra recién molida (al final de todo y de manera opcional)
Una vez el bacalao esté desalado (se puede hacer en casa o comprarlo ya desalado), desmigarlo con las manos, pellizcando con los dedos para que salgan trozos más o menos iguales (esqueixar es desmigar) sin ninguna espina y sin piel.
Cortar la cebolla en láminas finas o trozos muy pequeñitos.
Cortar los tomates en trozos también pequeños.
En un bol mezclar el bacalao, el tomate y la cebolla. Añadir un buen chorro de aceite de oliva virgen extra. Mezclar muy bien con una cuchara
Guardar en el frigorífico hasta el momento de servir.
Pasar la esqueixada a un plato grande o fuente. Decorar con las aceitunas negras al gusto. Y bañar con un poco más de aceite de oliva virgen extra.
Se puede finalizar con un toque de escamas de sal (yo en este caso se las he puesto de sal negra ) y de pimienta negra recién molida para potenciar los aromas de la esqueixada, aunque es opcional.
La esqueixada tiene que estar bien fría antes de servir, por eso hay que prepararla con un poco de antelación y dejarla al menos un par de horas en el frigorífico.
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