Mi primera intención era hacer un curry de pollo y gambas, parecido a uno que había hecho ya , por variar un poco los currys que hago normalmente solo con pollo o con verduras, para aprovechar los restos de pollo asado o alguna pechuga que queda suelta por la nevera, pero cuando lo estaba haciendo quise aprovechar un poco de caldo casero de pollo que me quedaba, y en vez de medirlo, lo eche todo, pensando que quedaba menos, así que dudando si espesarlo o quitar parte del caldo, llegó mi costillo y me dijo, que ya empezaban a apetecer los caldos y cremas, que no le importaba que fuera en plan sopa, así que terminé la receta añadiendo el yogur de coco, ya que le aporta cremosidad y contrarresta el ácido del limón y el tomate, también se le podría añadir leche de coco o incluso un chorrito de nata.
No queda muy vistoso pero quedó muy rico.
INGREDIENTES:
unos 200 gr de restos de pollo asado
200 gr de camarones o gambitas peladas
zumo de 1/2 limón
1 cucharada de aceite
1 diente de ajo
1 cebolla pequeña
1 cucharada sopera de concentrado de tomate
1 cucharada de ketchup
1 cucharada de curry en polvo o pasta de curry
500 ml de caldo de pollo o pescado (puede ser de pastilla)
1 yogur desnatado de coco (o 100 ml de leche de coco)
sal y pimienta
vermicelli de soja o fideos konjac (optativos)
Trocear el pollo, en trocitos no muy grandes y rociarlo con el media limón.
Picar la cebolla y el ajo y poner a pochar con 1 cucharada de aceite, añadir el concentrado de tomate (se puede sustituir por tomate frito), el ketchup y el curry, remover y a continuación añadir el caldo cuando empiece a hervir añadir el pollo, bajar el fuego y cocer unos 10 minutos.
Apartar un poco del caldo y añadir en la olla los fideos elegidos (no hace falta que cuezan, y son optativos), en el caldo apartado, diluir el yogur de coco o la leche de coco o la nata, añadirlo de nuevo al caldo ya apartado del fuego, mezclar y listo para servir.
NOTA: Al principio de cocinar, me limitaba a seguir la receta al pie de la letra, por miedo a estropearla, pero con los años me he vuelto mas ecléctica y voy improvisando con lo que hay en la nevera, así que no hay que tener miedo a improvisar; no quiere decir eso que alguna vez no salga algo menos comestible, pero si no se prueba algo distinto, no se encuentran nuevas recetas y sabores.
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