El lunes 22, decidimos ir a bañarnos al otro extremo de la bahía y llegamos hasta el Cabo Pinar.
Condujimos hasta donde nos permitió la carretera, pues no se podía llegar hasta el final, ya que había unas instalaciones militares, así que nos volvimos hasta una playa que vimos por el camino,
cerca de Ses Caletes,y de la punta de la Victoria, la playa era entre rocas y con fondo rocoso, pero fue un baño muy agradable, sobre las 14'00, vuelta a comer en el comedor de la Residencia de Pollensa.
En el comedor se sirve todo al mismo tiempo en bandeja, en esta ocasión el menú consistía en gazpacho, entrecot con ensalada y patatas fritas y fruta de postre.
Por la tarde después de dormir la siesta, decidimos visitar los pueblos del interior, pensando que al estar fuera del circuito turístico, encontraríamos menos turistas, y así fue, uno de nuestros objetivos era encontrar algún horno de pueblo, o panadería con horno para poder probar la coca de trempó, las empanadas los cocorois, ..., pero en el interior en verano, cierran a mediodía, entre 13,30 y 15,00 como máximo, con lo cual, pese a que hicimos el recorrido por 4 poblaciones, no conseguimos encontrar ningún establecimiento local abierto, solo franquicias.
Plaza Mayor de Sa Pobla con el ayuntamiento al fondo
Cami del Moli d'en Blanch, cerca de Llubi
En Santa Margalida, estos paisanos se dedicaban a la práctica del Tai-chi en la plaza de la iglesia.
Al final acabamos en Can Picafort, lo malo fue que acabamos en la parte de Guirilandia:
A comienzos de los sesenta, Can Picafort era un pequeño pueblecito pesquero con 200 habitantes, en los setenta se transformó en un complejo turístico con casi 10.000 camas en hoteles. En nuestros días, Can Picafort es uno de los principales resorts turísticos de la Isla, ofreciendo una amplia variedad de servicios y atracciones que disfrutan los visitantes que cada año, desde cualquier punto de Europa, eligen Can Picafort para disfrutar de sus vacaciones.
Como no había nada que nos convenciera, pues todos los bares tenían la carta en ingles y alemán, y los guiris a esa hora (21,30) ya estaban con las copas, acabamos comprando unas ensaladas refrigeradas y unos sandwichs en un super que estaba abierto y tomando después un helado, nuestra sorpresa fue que cuando fuimos a recoger el coche a la 22,30, se lo había llevado la grúa, creíamos haber aparcado en un carga y descarga (por la señalización horizontal), pero resulto que al principio de la calle la señalización era la de no aparcar; señal que faltaba en el tramo donde aparcamos nosotros el coche, con lo cual nos tuvimos que recorrer la población (llegamos a las 11,45 a las dependencias policiales) de punta a punta "gracias a la información" del policía local que nos dirigió a la dependencias policiales para recoger el vehículo, previo pago de 72€ en metálico e importe exacto (tuvimos que ir a cambiar a un bar cercano, que menos mal que estaba aún abierto). Así tuvimos la posibilidad de conocer la parte del pueblo de los lugareños, que si hubiéramos conseguido llegar a esa zona al principio, hubiéramos podido cenar en un bar para los lugareños y nos hubiéramos ahorrado el disgusto del coche.
Al día siguiente decidimos descansar en Pollensa, pues el paseo nocturno del día anterior nos dejó exhaustos y muy desmoralizados, así que: playa, libro, ordenador, siesta, ...
Estuvimos en la Platjola, una calita dentro de las instalaciones de la Residencia y que está camino del Faro.
En esta cala se pueden las nacras que son unos moluscos en peligro de extinción y que tienen la forma de un mejillón pero mucho más grande.
En la comida del chiringuito de la playa, nos ponen para beber agua y tinto de verano, incluido en el precio del menú, esta vez los dos tomamos de primero ensalada italiana, en la que la única diferencia con las otras ensaladas de arroz, es que ademas de llevar maíz, cebolla y pimiento verde, llevaba atún; el cocinero desde luego tiene poca imaginación o un excedente en la cocina de arroz, pimiento y cebolla.
De segundo a elegir entre pechuga a la plancha con ensalada y panga en salsa de tomate con patatas.
Por la noche ya un poco más recuperados, nos animamos a dar una vuelta por el paseo del puerto de Pollensa y al final aprovechamos para cenar en un Bar llamado "Solo tapas", que aunque las tapas no eran baratas, por lo menos parecían que eran más de nuestro gusto, en vez del resto de chiringuitos del paseo que estaban destinados al público extranjero.
Estuvimos en la Platjola, una calita dentro de las instalaciones de la Residencia y que está camino del Faro.
En esta cala se pueden las nacras que son unos moluscos en peligro de extinción y que tienen la forma de un mejillón pero mucho más grande.
En la comida del chiringuito de la playa, nos ponen para beber agua y tinto de verano, incluido en el precio del menú, esta vez los dos tomamos de primero ensalada italiana, en la que la única diferencia con las otras ensaladas de arroz, es que ademas de llevar maíz, cebolla y pimiento verde, llevaba atún; el cocinero desde luego tiene poca imaginación o un excedente en la cocina de arroz, pimiento y cebolla.
De segundo a elegir entre pechuga a la plancha con ensalada y panga en salsa de tomate con patatas.
y de postre entre fruta (kiwi) o flan de chocolate.
Por la noche ya un poco más recuperados, nos animamos a dar una vuelta por el paseo del puerto de Pollensa y al final aprovechamos para cenar en un Bar llamado "Solo tapas", que aunque las tapas no eran baratas, por lo menos parecían que eran más de nuestro gusto, en vez del resto de chiringuitos del paseo que estaban destinados al público extranjero.
Mientras nos traían lo pedido nos sirvieron un pica-pica de pan con allioli y olivada,
luego pedimos unos boquerones fritos, que estaban fritos de más, aunque estén pasados por harina, si no están fritos con aceite de oliva, el pescado en general se acaba resecando porque se fríen de más, pues les cuesta coger más el color dorado, con lo cual engaña a la vista y si se espera a que se doren se acaban friendo de más.
un bacalao gratinado con allioli y salsa de pimientosque es un plato que nos encanta, este no estaba hecho como lo hago yo en casa, pero estaba muy bueno, pues el bacalao se desprendía en lascas, señal de que estaba cocinado en su punto de horno y no quedó reseco.
una ensalada de berenjenas y pesto que nos gustó mucho y de la que os pondré la receta, pues tuve oportunidad de prepararla en casa de unos amigos que nos invitaron a cenar en su casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario