El 25 de julio mi hijo se ha vuelto para Torino donde está viviendo y trabajando, así que fuimos a llevarlo al aeropuerto de Girona para que cogiera su vuelo, como el vuelo era a la hora de comer, decidimos aprovechar e ir a comer a este restaurante al que hemos ido otras veces, llamado Torre Bonica.
Es un restaurante situado en una masía que en tiempos estaba situado a las afueras de Girona capital, pero que hoy en día ha quedado en medio de un polígono lo que da un poco de desencanto ya que la masía queda perdida en medio de naves industriales.
Esta vez queríamos probar que tal era el menú del día que nos habían comentado que suele tener una muy buena relación calidad-precio.
Pero tuvimos un chasco, ya que el día 25 en Girona es fiesta patronal con lo cual no había menu del día, así que decidimos quedarnos igual y comer a la carta.
De primero pedimos Ensalada de escarola y bacalao con aliño de romesco, que aunque la ensalada estuviera buena, la verdad es que el aliño no tenía mucho sabor a romesco.
Nosotras de plato fuerte nos pedimos fideuà de marisco con setas, que estaba buena y era abundante.
Y Roberto se pidió un entrecot con guarnición de verduras asadas.
Y de postre una crema inglesa con frutos rojos.
Después de la comida decidimos dar una vuelta para no volvernos a casa directamente y nos fuimos a Playa de Haro, donde dimos un paseo por la playa y después un poco de shopping
Y para terminar fuimos a Calella de Palafrugell, población que en 28 años que llevamos en Catalunya aún no habíamos visitado
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