Como el viernes amaneció bastante nublado y con posibilidades de llover, aprovechando que teníamos el coche de alquiler, decidimos hacer una vueltecita por las poblaciones del interior, siguiendo más o menos una ruta de una de las guías que conseguimos en el Aeropuerto al llegar.
A mi lo que más curioso me resultó al ir visitando las distintas poblaciones es que mayoritariamente tuvieran nombre de santos.
La primera población que visitamos fue Sant Llorenç de Balafia, destaca su porche de un solo arco, cerca se encuentra el conjunto arquitectónico rural de Balafia que comienza en Can Pere Mosson, alli se encuentra una fuente del mismo nombre, el onjunto est compuesto por cinco casas payesas, dos torres de refugio, hornos de pan y cruces pintadas con cal para alejar a los malos espíritus, las casas son de estsncias cúbicas con muros dobles y ventanas pequeñas para evitar el calor del verano.
De allí fuimos a Sant Miquel de Balasant, que tiene una iglesia de 1690, destaca su pórtico, la torre dl campanario rematada en aguja, y sus muros de un considerable grosor que hablan de su doble uso, religioso y defensivo, como otras muchas construcciones eclesiales rurales. Aquí decidimos acercarnos a la costa al Port de San Miguel para ver las Cuevas de Can Marçá (a las que al final no entramos) y desde donde se ven 2 islas (Ferradura y Murada) y ver la Torre des Molar, que data del siglo XVIII, que vimos de lejos.
Siguiente punto de la ruta, Sant Joan de Labritja, de la iglesia de esta población hay que destacar su campanario que es único en la isla por su forma, que algún estudioso lo ha comparado con los asturianos, llegados a este punto ya era la hora de comer, así que aprovechamos la parada para hacerlo aquí. Por el camino nos tomamos un cocarrois, que es como una empanada de espinacas, nos hizo gracia pues en Lérida hacen algo muy parecido, los panadons, típicos de Semana Santa.
En la calle principal encontramos un bar que en el menu ofrecían sardinas y como me encantan, no lo dudamos, Roberto se pidió una dorada a la plancha y de primero compartimos una ensalada de tomate con atún y aceitunas, la comida bastante normalita, lo que nos entusiasmaron fueron los postres caseros, el flaó ibicenco con hierbabuena y un bizcocho de cerezas y almendras.
Después de la comida y ya de retorno al hotel, pasamos por Sant Vicent de Sa Cala, Portinatx, nos bañamos en Aigua Blanca y por último pasamos por Sant Carles de Peralta.
La primera población que visitamos fue Sant Llorenç de Balafia, destaca su porche de un solo arco, cerca se encuentra el conjunto arquitectónico rural de Balafia que comienza en Can Pere Mosson, alli se encuentra una fuente del mismo nombre, el onjunto est compuesto por cinco casas payesas, dos torres de refugio, hornos de pan y cruces pintadas con cal para alejar a los malos espíritus, las casas son de estsncias cúbicas con muros dobles y ventanas pequeñas para evitar el calor del verano.
De allí fuimos a Sant Miquel de Balasant, que tiene una iglesia de 1690, destaca su pórtico, la torre dl campanario rematada en aguja, y sus muros de un considerable grosor que hablan de su doble uso, religioso y defensivo, como otras muchas construcciones eclesiales rurales. Aquí decidimos acercarnos a la costa al Port de San Miguel para ver las Cuevas de Can Marçá (a las que al final no entramos) y desde donde se ven 2 islas (Ferradura y Murada) y ver la Torre des Molar, que data del siglo XVIII, que vimos de lejos.
Siguiente punto de la ruta, Sant Joan de Labritja, de la iglesia de esta población hay que destacar su campanario que es único en la isla por su forma, que algún estudioso lo ha comparado con los asturianos, llegados a este punto ya era la hora de comer, así que aprovechamos la parada para hacerlo aquí. Por el camino nos tomamos un cocarrois, que es como una empanada de espinacas, nos hizo gracia pues en Lérida hacen algo muy parecido, los panadons, típicos de Semana Santa.
En la calle principal encontramos un bar que en el menu ofrecían sardinas y como me encantan, no lo dudamos, Roberto se pidió una dorada a la plancha y de primero compartimos una ensalada de tomate con atún y aceitunas, la comida bastante normalita, lo que nos entusiasmaron fueron los postres caseros, el flaó ibicenco con hierbabuena y un bizcocho de cerezas y almendras.
Después de la comida y ya de retorno al hotel, pasamos por Sant Vicent de Sa Cala, Portinatx, nos bañamos en Aigua Blanca y por último pasamos por Sant Carles de Peralta.
3 comentarios:
Te ha faltado la graixonera. Rica, rica, rica
ya la probamos el primer dia que fuimos a formentera
http://rezeditas.blogspot.com/2010/08/viaje-ibiza-y-formentera.html
Reconozco que 'he tomado pocas muestras' sobre la 'graixonera', pero la verdad es que en mi opinion no le llega ni a la sombra al flaó. La encuentro, sobre todo, bastante dulzona, casi empalagosa, al menos las que yo probé y es posible que pueda hacerse algo menos dulce. El 'Pan de calatrava', receta murciana de casi el mismo estilo solo que con pan en vez de con restos de ensaimada, me gusta bastante.
Pero el flaó, ...¡ah! eso si que es una delicia.
Y de los cocarrois está todo dicho con que me recuerdan a los panadons de mi tierra....Buenisimos.
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