Como no pudimos visita la iglesia de Loreto, por el horario de cierre tan temprano, el lunes 28 por la mañana, decidimos hacer la ruta de las iglesias de Mala Strana, primero fuimos a visitar la Iglesia de la Victoria, donde se encuentra el Niño Jesus de Praga, venerada figura llegada de España durante la Contrarreforma. De allí nos fuimos a ver la iglesia de San Nicolas que tiene una original cúpula octogonal obra del arquitecto Dientzenhofer, de allí a coger el tranvia para ir por último a la iglesia de Loreto, pero por segunda vez nos encontramos con las puertas cerradas en nuestras narices, ya que por lo visto cierra los lunes, así que si vais a Praga y quereis visitarla teneis que ir de martes a domingo de 9:00 a 12:15 y de 1:00 a 16:30 horas. Lunes cerrado.
Así que despues de hacer un receso, con cervecita incluída (no olvideis que los checos son los reyes de la cerveza), cogimos de nuevo el tranvia para bajar hasta el río para ir a la isla de Kampa, para buscar otro restaurante de la guía del Trotamundos llamado Velkoprevorský mlyn, en Hroznova, 3 en La Isla de Kampa en Malá Strana.
Según la guía: Adorable enclave de paz en la encantadora isla de Kampa, fuera del circuito general, sirve una comida clásica pero a precios razonables, teniendo en cuenta su situación. Al otro lado del muro, está el bello molino que gira lentamente. Terraza agradable cuando hace buen tiempo. La descripción muy acertada, excepto en que el restaurante, o había cambiado de dueño (la guía era de 2003), o de orientación en el tipo de comida, pues además de la clásica pero escueta carta checa, lo que predominaba en la carta era la pizza y la pasta (los italianos , como siempre ganando terreno en la cocina), además lo de precios razonables ya no lo eran tanto, ya que fue la comida más cara de todos los días, teniendo en cuenta que siempre pedíamos más o menos lo mismo.
De aperitivo con las cervezas, nos trajeron una pasta o masa que averiguamos después de preguntar que era queso rallado con mayonesa y especias, y nosotros pedimos una ensalada caprese, otra de brie frito, salchicha ahumada a la brasa y el famoso codillo, que tampoco cumplió nuestras expectativas.
Despues de la comida, a la salida, vimos el muro de Lenon, y de allí, paseito al centro, a pasear por la plaza de los carboneros, para hacer las últimas compras y de vuelta al hotel a coger las maletas y en taxi al aeropuerto, menos mal que esta vez el retraso solo fue de media hora, y fotito del snack que nos pusieron en el avión.
Según la guía: Adorable enclave de paz en la encantadora isla de Kampa, fuera del circuito general, sirve una comida clásica pero a precios razonables, teniendo en cuenta su situación. Al otro lado del muro, está el bello molino que gira lentamente. Terraza agradable cuando hace buen tiempo. La descripción muy acertada, excepto en que el restaurante, o había cambiado de dueño (la guía era de 2003), o de orientación en el tipo de comida, pues además de la clásica pero escueta carta checa, lo que predominaba en la carta era la pizza y la pasta (los italianos , como siempre ganando terreno en la cocina), además lo de precios razonables ya no lo eran tanto, ya que fue la comida más cara de todos los días, teniendo en cuenta que siempre pedíamos más o menos lo mismo.
De aperitivo con las cervezas, nos trajeron una pasta o masa que averiguamos después de preguntar que era queso rallado con mayonesa y especias, y nosotros pedimos una ensalada caprese, otra de brie frito, salchicha ahumada a la brasa y el famoso codillo, que tampoco cumplió nuestras expectativas.
Despues de la comida, a la salida, vimos el muro de Lenon, y de allí, paseito al centro, a pasear por la plaza de los carboneros, para hacer las últimas compras y de vuelta al hotel a coger las maletas y en taxi al aeropuerto, menos mal que esta vez el retraso solo fue de media hora, y fotito del snack que nos pusieron en el avión.
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