Hoy hemos comido el bacalao de una forma diferente, un poco más calórico de lo que lo solemos comer, pero ha quedado muy rico, acompañado de una ensalada de tomate y feta.
INGREDIENTES:
3/4 de kilo de bacalao
2 c/s de almidón (arrurruz, yuca, maíz, ...)
2 huevos
1 cucharadita de levadura en polvo
Aceite de oliva
1 limón
Sal y Pimienta
Desalar el bacalao, o comprarlo ya desalado al punto de sal.
Poner el bacalao en remojo durante 24 horas e ir cambiando el agua cada 3-4 horas.
Cortar el bacalao en tiras de unos 6-7 centímetros de largo por 2 de ancho y dejar en un escurridor para que suelten el agua.
En un bol poner el almidón y añadir los huevos, 1 cucharada de aceite, la levadura y mezclarlo todo bien, añadiendo agua si fuera necesario (1-2 cucharadas) para conseguir una papilla semilíquida.
Salar y dejar reposar unos 15 minutos.
Poner al fuego una sartén honda con abundante aceite y cuando esté bien caliente, rebozar las tiras de bacalao en la masa y echarlos en la sartén.
Para que queden crujientes, es conveniente echarlos de uno en uno o como mucho, de dos en dos, para que no enfríe el aceite.
Cuando estén doraditos y crujientes, sacarlos de la sartén con una espumadera y escurrir bien el aceite sobre un escurridor o sobre papel de cocina.
Servir bien calientes.
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