Cuando salió la normativa de que no se podía comer pescado crudo por el temido anisakis, me desanimaba el hacer los boquerones pues me parecía que congelar el pescado antes de marinarlo hacía que perdiera parte de su textura y sabor (a mí no me gusta congelar el pescado azul, parece que se enrancia su grasa). Así que para confeccionarlos y evitar este parásito he buscado mi método.
Lo primero es quitar la cabeza y las vísceras. Después yo los limpio y los enjuago muy bien, el secreto para que os salgan muy blancos es que los desangréis al máximo, lavándolos en abundantes aguas fría.
Después los pongo boca arriba (con la piel hacia abajo) y voy poniendo sal en los que van quedando abajo, cuando los tengo todos, le echo vinagre de vino blanco (del más corriente y moliente) hasta cubrirlos y le añado una hoja de laurel en trocitos u orégano, antes de la polémica yo los dejaba en la nevera mínimo 2 horas, hasta que se vea que han palidecido, momento en que ya estarán curados.
Después los pongo boca arriba (con la piel hacia abajo) y voy poniendo sal en los que van quedando abajo, cuando los tengo todos, le echo vinagre de vino blanco (del más corriente y moliente) hasta cubrirlos y le añado una hoja de laurel en trocitos u orégano, antes de la polémica yo los dejaba en la nevera mínimo 2 horas, hasta que se vea que han palidecido, momento en que ya estarán curados.
Ahora, el truqui que utilizo es después de ponerlos en el vinagre, los meto en el congelador con el vinagre, tenerlos 1 día congelados y después dejarlos descongelar otro día en la nevera. Si al descongelarlos y quitarles el vinagre estuvieran un poco fuertes de vinagre, antes de aliuñarlos pasarlos por agua fría uno a uno para que queden más suaves.
Ahora ya se pueden cubrir con aceite, y si nos gustan más sabrosos poner un poco de ajo y perejil picados en el aceite.
Ahora ya se pueden cubrir con aceite, y si nos gustan más sabrosos poner un poco de ajo y perejil picados en el aceite.
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