Nada más llegar nos pedimos unas cervecitas (que tardaron un montón en llegar, pues no les quedaban y tuvieron que ir a buscarlas a un bar cercano del mismo dueño), que nos sirvieron con una riquísimas aceitunas aliñadas.
De primero, Roberto se pidió unos fritos de verduras, que eran tiritas de calabacín, cebolla y seguramente hinojo, rebozados como en una masa de tempura y con forma de tortitas, estaban muy buenos (esta receta, seguro que la haré en casa).
De segundo, se pidió un solomillo con espárragos,que estaba al punto, tierno y jugoso.
Yo me pedí de primero, una ensalada de pulpo, típica receta sarda, esta vez enriquecida con unos langostinos y rúcula.
Y de segundo escogí un risotto con espárragos silvestres, alcachofas y setas, estaba riquísima la combinación de verduras.
Otro de los primeros que se pidieron nuestros amigos fue una ensaladilla de mariscos, por supuesto con la consabida rúcula (a la que se pone una comida de moda, yo creo que la ponen hasta en la sopa).
Y de segundo se pidieron un filete a la pimienta verde, tal vez por miedo a elegir algo desconocido, y como podéis ver, más rúcula.
Y de postre Roberto se pidió el famoso Tiramisu italiano, aunque en Cerdeña pudimos comprobar que había otros postres igualmente buenos, los demás pasamos directamente al café y a los Amaros, nuestro gran descubrimiento en Cerdeña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario