Llegamos a Turín por la tarde, así que después de dejar las maletas en el hotel, fuimos a casa de nuestro hijo para ver donde vivía e ir después a cena con el. Nos estuvo enseñando su casa de rancio abolengo y nos enseñó parte de los artilugios que se encontraron en la cocina cuando llegaron, muchos de los cuales además del tiempo que tienen no saben ni para que sirven.
A el le habían hablado de una pizzeria llamada Da Cristina en Corso Palermo, que le habían comentado que servían la mejor pizza napolitana de Turín, así que después de más de media hora de buscar calle arriba, calle abajo (en un barrio bastante deprimente), conseguimos llegar, para encontrarnos que el local estaba a reventar y tuvimos que esperar otra media hora a que nos dieran mesa, el local era muy pintoresca, ya que la cocina la tenían a la entrada, y el horno de cocer las pizzas en otra sala, con lo cual de vez en cuando veías pasar a los camareros con ingredientes crudos, en vez de con pizzas cocinadas.
Pizza de melanzane y funghi (berenjena y champiñones) |
Pizza de salami picante |
Pizza de mozzarella de bufala |
Al día siguiente, domingo, quedamos con Rober en ir a dar una vuelta por la ciudad, y si podíamos ir a visitar el museo egipcio, pero cuando llegamos a la puerta del museo, había demasiada cola, así que decidimos seguir paseando y visitando la ciudad
Piazza del Estatuto
Palacio Madama en Piazza Castello
Mercado de las pulgas en Porta Palazzo, el mercadillo más extenso de Europa
Piazza del Estatuto
Palacio Madama en Piazza Castello
Mercado de las pulgas en Porta Palazzo, el mercadillo más extenso de Europa
Puente sobre el rio Po, con la iglesia de la Gran Madre al fondo.
Desde aquí nos fuimos a buscar un sitio para come, y cerca de la plaza Vittorio Veneto, encontramos la Trattoria Toscana en Via Vanchiglia, un restaurante con ambiente familiar, donde van los domingos los paisanos a comer, tuvimos que esperar un poco, y casi nos quita la mesa una pareja con mucho morro, que a la pregunta de quien había llegado antes decía que no nos había visto, nos sentamos primero, pero nos sirvieron después, así que al final ganaron ellos, me imagino que el ser lugareños tiene sus ventajas.
De antipasti, Rober se pidió carne cruda de caballo, literalmente era carne cruda picada, con un chorrito de aceite, un chorrito de vinagre balsámico y unos trozos de limón, sin más aliño, ni siquiera unas tostaditas de pan, con lo cual aunque el sabor no estaba mal, cansaba tanta cantidad de carne.
Yo me pedí atún ahumado con alcachofas y Roberto alcachofas con parmesano, como los dos platos parecían incompletos, hicimos un mix y los dos comimos, atún con alcachofas y parmesano, y así ganó mucho el plato, las alcachofas estaban crudas ( pero no ennegrecieron), y también el aliño era muy escueto, sal Maldon, aceite y limón.
De segundo plato Roberto se decantó por bistec de caballo con berenjenas a la plancha.
Rober se pidió Fusilloni con manzana y pecorino y yo me pedí Tordelli rellenos de Rúcula y ricota, con salsa de tomate.
De postre yo me pedí tartufo-cassata, lástima que fuera prefabricado, era un helado de chocolate con bizcocho dentro (por eso el apellido de cassata) y Rober se pidió milhojas con salsa inglesa, pero como no les quedaba, le pusieron bizcocho con nata, frutos secos garrapiñados picados y pepitas de chocolate.
Rober se fue a casa a descansar la pierna y nosotros a seguir conociendo la ciudad, quedamos que si conseguía un coche nos llevaría a un sitio cerca del aeropuerto a cenar (continuará), visitamos otro mercadillo situado en la Plaza de la Gran Madre, este era un poco más chic.
1 comentario:
me matoo la pizza de melanzane y funghi (berenjena y champiñones)y la de salamiii!! quiero yaa!
como puedo hacer para pedir comida de este tipo y que me llegue a mi hogar en buenos aires?!?! quiero esoo!
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